viernes, 4 de abril de 2014

SOMOS HIJOS DE LA FE



EXODO 3: 16- 17

16.     Convoca a todos los ancianos de Israel y diles que el Señor se te apareció en la zarza ardiente y que te dijo: “He visitado mi pueblo y he visto lo que les ocurre en Egipto.

17.     Prometo rescatarlos de la esclavitud y humillación que están soportando, y llevarlos  a la tierra  que ahora ocupan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos, y los jebuseos, tierra que fluye leche y miel”.

Hoy vamos a estudiar un poquito. 
En estos versículos esta Dios hablándole a Moisés, El Señor le  está dando instrucciones en particular acerca de sus tareas, acerca de cómo le daría la tierra prometida y de antemano  le informan que va a tener éxito. Que va a obtener las tierras de los cananeos.

¿Pero quienes son los cananeos?   ¿Recuerdan a Noé? Bueno él tuvo  3 hijos,  Sem, Cam y Jafet.  (Cam es el padre de Canaán) Noé era cultivador de uvas, un día bebió vino, se emborrachó y quedó desnudo dentro de su casa. Entonces Cam lo ve y en lugar de taparlo sale corriendo a contarle a sus hermanos Sem y Jafet quienes caminan de espalda, para no ver a su padre desnudo y lo cubren con una manta, cuando Noé se despierta le comentan lo sucedido, Noé maldice a su hijo Cam y dice maldito los Cananitas y todos sus descendientes;   Los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos, y los jebuseos, eran descendientes de Cam. 

Esto me hace reflexionar porque debo pensar antes de hablar y antes de actuar, porque lo que le digas a tus hijos eso serán. De aquí es que salen los Cananitas de tres hermanos, y de una maldición.  Da palabra de bendición siempre, en todo momento porque las palabras tienen poder y algún día se cumplirán.

La victoria es de los Israelitas, de la simiente  de Abraham que son descendientes de Sem. Los Israelitas son los hijos de Dios es decir tu eres hijo de Dios, es decir tú no estas bajo maldición sino bajo la  bendición y por ende Dios te dará éxito en todo lo que emprendas, en nombre de Jesús.

Oremos:

Mi amado Señor gracias porque de antemano Tú me has hecho hijo del padre la fe, y por ende hago parte de tu reino y de tu amor. Gracias porque desde ya me haa das dado a ganar la batalla cuando apenas me estás dando tus instrucciones.  Te amo mi Señor.  Amén.

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