MARCOS 10: 49- 52
49. Cuando Jesús lo oyó, se detuvo en el camino y ordenó: Díganle que venga. Se acercaron al ciego y le dijeron: ¡Animo! ¡Levántate te llama!
50. Bartimeo se quitó la capa, la tiró a un lodo, dio un salto y fue donde estaba Jesús.
51. ¿Qué quieres que te haga? Le pregunto Jesús. Maestro –dijo- ¡quiero recobrar la vista!
52 Jesús le dijo: Puedes irte, tu fe te ha sanado. Instantáneamente el ciego vio, y siguió a Jesús en el camino.
Aquí
vemos a Jesús que invita a Bartimeo a donde Él, cuando Dios te hace
una invitación, te ésta confirmando que obtendrás lo que has venido a
pedirle, me causa una impresión inmensa que es Bartimeo el que se hace
invitar. El llama a gritos a Jesús y Jesús escucha su clamor y lo
manda a llamar. Busca la manera de hacerte llamar por Dios a tal punto
que te escuche, te invite y te de lo que tanto anhelas.
Bartimeo
para llegar rápido a donde Jesús, se despojó de lo más valioso que
tenía, y que era impedimento para acercarse más rápido al Señor.
Bartimeo era un necesitado y pide con fe, no dudando nada, su ruego
perseverante permitió que recibiera lo que más anhelaba. Me encanta
cuando Jesús le dice: tu fe te ha sanado, Él no dice tu oportunidad ha
llegado, es decir depende de ti el
ser sano, porque Dios necesita un momento, una ocasión para realizar tu
milagro. Solo necesitas fe, tan pequeña como un grano de mostaza y Él
accionará.
No es solo recibir el milagro, es que sigas caminando con Dios. No busques el regalo que Dios pueda darte, búscalo a Él.
Hoy declaro que eres sano en el nombre de Jesús, a tal punto que quedarás caminando al lado de Jesús hoy y siempre. Recibe tu milagro, aprópiate de esta palabra, cree y recibe en el nombre de Jesús.
Oremos:
Padre
amado, gracias porque hoy he recibido mi sanación, creo y estoy seguro
que soy sano. Hoy has escuchado mi clamor y me has llamado para sanarme
de toda enfermedad, de toda tristeza, en el nombre de Jesús. Amén.
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