lunes, 31 de marzo de 2014

SALIENDO DE LA TORMENTA, EN VICTORIA

DEUTERONOMIO 7:14-15

14.     Serás bendecido más que todas las naciones de la tierra;  ninguno de los tuyos, sea hombre o mujer, será estéril, y tampoco lo será tu ganado.

15.     Y el Señor quitará de ti toda enfermedad y no dejará que sufras ninguna de  las plagas que tú mismo sabes que azotaron a Egipto.  En cambio, tus enemigos si la sufrirán.


Deuteronomio es un libro que habla frecuentemente que Dios, es Él Señor del cielo y de la tierra, también habla sobre su especial relación con su pueblo. Se alardea  de decir que  Él es el Señor tu Dios, que su origen es de amor divino, de amor por siempre, de amor eterno, por ti.


Dios es amor, nos lo demuestra, porque todas las promesas que Él ha hecho se cumplen, porque  aunque no las veas ya son una realidad en tu vida.  Él es un Padre ejemplar y en ocasiones se parece a los padres terrenales o ¿es que para recibir, muchas veces no tienes que tener un buen comportamiento?

Para que no sufras tienes que ser obediente a la voz de Dios.  El cielo y la tierra son testigos de que Él  Señor nos da a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. La forma en que tú puedes expresarle tu amor es, escogiendo el camino de la vida,  obedeciéndolo, de esa forma tendrás largura de días y verás el cumplimiento de todas sus promesas en ti.



Oremos:

Padre, cuan grandioso eres, tan perfecto en todo, en ti me refugio porque  eres mi escudo, tú me llenas de fortaleza, me proteges a donde quiera que voy. Señor tu bondad me ha engrandecido porque me has dado la victoria en Cristo Jesús y has hecho cumplimento de tus promesas en mí vida.  Amén.

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