miércoles, 12 de marzo de 2014

¿QUIERES LA ÑAPITA?



JUAN 14:15-17

15.  Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.

16.  Y Yo le pediré al Padre, y Él les enviará otro Consolador para que siempre esté con ustedes.

17.     Él  es el Espíritu de verdad;  el mundo no lo puede recibir porque no le ve ni lo conoce.  Pero ustedes si lo conocen,  porque vive en ustedes y estará con ustedes.

El solo hecho que tú lo ames, lo aceptes, le creas, va a permitir que lo obedezcas, no es que te van a imponer no hacer lo que no le agrada a Dios, es que tú con tu amor vas a respetar sus mandamientos.

¿Por qué triunfo Jesús en la cruz?  Porque al morir y ser enterrado hasta el reino de la muerte Él lo gobernaría;  porque nosotros por nuestros propios medios no podemos ser salvos, sino por la gracia de Dios;  porque por muy bueno que seas, por las muchas obras que hagas,  no te alcanza para recibir la salvación y vida eterna; porque al clavar esos clavos en su cuerpo se formarían llagas y por esas llagas hoy eres sano; y  el postrecito, o como dicen en mi tierra, la ñapita,  que al  morir  El Espíritu Santo estaría contigo hoy y siempre y el Espíritu Santo es la misma presencia de Dios en ti.

¿Cuál es la importancia de  creer?  Que sin necesidad de verlo sabes que Él está contigo y estará por siempre; lo malo es que no creas, porque serias uno de tantos en el mundo que no lo recibe simplemente porque no lo ve, porque estas en la tónica de que tienes que ver para creer y no es así, porque la verdadera fe es que tienes que creer para poder ver.  Si crees veras lo imposible. Cree y deja que actué, recuerda es la mismísima presencia de Dios en ti.

Oremos:

Padre creo en ti,  pongo mi fe en ti, aunque tarde lo que espero, aunque no vea lo que deseo, creo, confío y tengo la certeza que tú acampas en mi vida.  Sé que estás conmigo en todo tiempo,  gracias por tu inmenso  amor, ese amor que llegó a tal punto que estregaste la vida por mí, hoy entiendo que si entregaste tu vida por mi eres capaz de ayudarme en todo. Te amo Jesús.  Amén y Amén.

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