jueves, 13 de marzo de 2014

DAME DE BEBER



ISAÍAS 44:1-5
1      Escúchame, siervo mío Israel, mi elegido:

2      Oh siervo mío, el Señor quien te hizo, quien te ayudará, dice: “No temas, oh Jerusalén, mis elegidos, no teman.  

3     Yo haré que corra agua en el desierto y que brote arroyos en la tierra seca.  A tus descendientes les daré vida nueva y les enviare mi bendición.

4      Ellos crecerán como hierva bien regada, y como arboles a la orilla del rio.

El hecho de creer y amar a Dios sobre todas las cosas, somos dichosos, porque es Dios diciendo que derramará sus grandes  bendiciones que tiene reservadas para ti y tus generaciones venideras.

A pesar de tu poca relación con Dios, Él quiere, anhela ser tu amigo, quiere mostrarte su misericordia, su gracia y su gloria.  Él dice que tú eres su creación, su elegido (a),  que te ayudará, y te guardará en especial protección.  Él es tu Hacedor, Él que te formó por tanto te ayudará, no temas, Él lo dice en su Palabra y Él la cumplirá.

Si eres consciente de que tienes necesidad de Dios, tendrás abundantes satisfacciones,  habrá seguridad para ti y tus hijos, en medio de la tierra seca podrás encontrar agua para beber,  es decir, que en medio de la necesidad serás regado con la abundante gracia de Dios,   que no te va abandonar, que siempre habrá una solución al conflicto.  Las bendiciones son un pacto que Dios ya hizo y las cumplirá.  Tú eres importante para Él y quiere lo mejor para ti.  Búscalo.

Oremos:

Padre Amado,  en medio del desierto, tu puedes darnos de beber, dame de beber de tu manantial, necesito más de ti,  Señor yo creo y confío en ti, sé que abrirás las puertas de los cielos, y harás llover tus grandes bendiciones hasta que sobreabunde en el nombre de Jesús.  Amén.

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