viernes, 7 de febrero de 2014

¿QUE NECESITAS?


JUAN 6: 60-61, 64, 66.

60  Cuando muchos de los seguidores de Jesús le oyeron enseñar esto, dijeron  esto es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede estar de acuerdo contigo?

61.  Pero Jesús les respondió: ¿Esto los ofende?

64.  Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen.  Jesús dijo esto porque, desde el principio, sabía quiénes eran los que no creían, y quien era el que lo iba a traicionar.

66.  Desde ese momento muchos de los que seguía a Jesús lo abandonaron.

 

Todos somos seguidores de Jesús;  “Porque todos sabemos de Dios, y también sabemos que es el Padre de Jesús.  Y  que independientemente de la religión en que estés es un   mismo Dios para todos, ¿verdad? 

Partiendo de esta base, puedo decir, según las Escrituras, que muchos somos incrédulos, lo peor es que   Jesús sabe quienes  creen en Él y quiénes no.   Dios conoce  tus murmuraciones, las conoce no por que otra persona se lo diga, sino en sí mismo, en virtud de su Omnisciencia Divina.  Nuestros pensamientos son para Cristo como palabras que llegan a sus oídos por lo tanto, debemos  tener cuidado, no solo de lo que decimos y hacemos, sino también de lo que pensamos.

No siguas ofendiendo a Dios, con tus pensamientos, aprende a creer en Él.  Es la única forma que tienes para recibir el milagro que tanto esperas.  Él sana, ¡si lo crees!  Él restaura,  !si lo crees!, Él provee, ¡si lo crees!. Es más, ¿Qué necesitas? Bueno Cree en Jesús y lo obtendrás.

No permitas que la incredulidad te aparte de Él y termines abandonándolo.  No hay una vida más triste, que aquella que no tiene a Dios es su corazón.  Puedes tener todo, pero si no tienes a Él Todopoderoso en tu corazón no tienes nada.

Oremos:

Padre celestial, perdóname, Tú me conoces muy bien; ¡Sabes todo acerca de mí! Sabes cuándo me siento y cuando me levanto; ¡Aunque este muy lejos de ti, me lees los pensamientos! Sabes lo que hago y lo que dejo de hacer; no hay nada que no sepas.  Todavía no he dicho nada y tú ya sabes que diré.  Yo no alcanzo a comprender tu admirable conocimiento.  Enséñame a creer y a vivir como quieres que viva en el nombre de Jesús.  Amén.

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