viernes, 27 de diciembre de 2013

DE LA DESESPERANZA A LA ESPERANZA





Lucas 8:25

23.         Mientras navegaban, Él se quedó dormido.  Entonces se desató una tormenta en el lago, y la barca comenzó a hundirse poniéndolos a ellos en peligro.

24.         Los discípulos fueron a despertar a Jesús y lo llamaron a gritos: ¡Maestro, Maestro, nos estamos hundiendo!   Él se levantó  y ordeno al viento y a las holas que se calmaran.  La tormenta se detuvo y todo quedo tranquilo.

25.         Después le dijo a sus discípulos: ¿Dónde está la fe de ustedes?  Ellos, llenos de temor, se decía unos a otros: “¿Quién será este hombre que aun los vientos y el mar lo obedecen?”.

Discípulos: Seguidores de Jesús.

Los discípulos se atemorizaron,  aun sabiendo que Jesús estaba con ellos.  Cinco emociones  que tenemos cuando estamos en una tormenta a pesar de que conocemos  y creemos en Cristo.

1.       El miedo en su máxima expresión:  Muchas veces pasamos por situaciones difíciles que nos atemorizan,  cuando nos lleva al límite de la desesperación,  cuando sentimos que Dios no está con nosotros, y nos lleva a la desesperanza,

2.       Somos utilizados por la carnalidad: Queremos hacer justicia por nuestros propios medios, y cometemos errores, afortunadamente aunque pensemos que Dios no está con nosotros Él tiene control de la situación.

3.        Arrepentimiento: Es cuando volvemos  a Dios y nos damos cuenta de los errores que cometimos o que estuvimos a punto de cometer, es cuando nos damos cuenta que a pesar de nuestros ataque de rabia, ira, desconcierto, impotencia, Él está ahí para perdonarnos. 

4.       Oración: es cuando clamamos, es cuando alzamos nuestras manos suplicándoles que nos ayude, con gemidos, gritos, es cuando nos humillamos a tal punto que 

5.         Escucha y responde  nuestra oración: Nos llena  de fe, nos llena de esperanza, nos da paz en medio de todo, ocurren  milagro, Él mete su mano para solucionar problemas. 

Oremos:  

¡Líbrame, oh Dios!  ¡Señor apresúrate, acude a mi auxilio!  Que sean humillados y confundidos los que procuran hacerme daño.  Que retrocedan avergonzados los que desean mi mal.  Que se horroricen de vergüenza por haberse burlado de mí.  Señor te amo lléname de gozo en medio de todas las dificultades, admirable Dios  te necesito.  Apresúrate a ayudarme, y sálvame.  Señor, no tardes ven y responde a mí clamor. Amén        

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