Lucas 8:25
23. Mientras navegaban, Él se quedó
dormido. Entonces se desató una tormenta
en el lago, y la barca comenzó a hundirse poniéndolos a ellos en peligro.
24. Los discípulos fueron a despertar a
Jesús y lo llamaron a gritos: ¡Maestro, Maestro, nos estamos hundiendo! Él se levantó y ordeno al viento y a las holas que se
calmaran. La tormenta se detuvo y todo
quedo tranquilo.
25. Después le dijo a sus discípulos:
¿Dónde está la fe de ustedes? Ellos,
llenos de temor, se decía unos a otros: “¿Quién será este hombre que aun los
vientos y el mar lo obedecen?”.
Discípulos: Seguidores de Jesús.
Los discípulos se atemorizaron, aun sabiendo que Jesús estaba con ellos. Cinco emociones que tenemos cuando estamos en una tormenta a
pesar de que conocemos y creemos en
Cristo.
1.
El miedo en su máxima expresión: Muchas veces pasamos por situaciones
difíciles que nos atemorizan, cuando nos
lleva al límite de la desesperación, cuando
sentimos que Dios no está con nosotros, y nos lleva a la desesperanza,
2.
Somos utilizados por la carnalidad: Queremos
hacer justicia por nuestros propios medios, y cometemos errores,
afortunadamente aunque pensemos que Dios no está con nosotros Él tiene control
de la situación.
3.
Arrepentimiento: Es cuando volvemos a Dios y nos damos cuenta de los errores que
cometimos o que estuvimos a punto de cometer, es cuando nos damos cuenta que a
pesar de nuestros ataque de rabia, ira, desconcierto, impotencia, Él está ahí
para perdonarnos.
4.
Oración: es cuando clamamos, es cuando
alzamos nuestras manos suplicándoles que nos ayude, con gemidos, gritos, es
cuando nos humillamos a tal punto que
5.
Escucha y responde nuestra oración: Nos llena de fe, nos llena de esperanza, nos da paz en
medio de todo, ocurren milagro, Él mete
su mano para solucionar problemas.
Oremos:
¡Líbrame, oh Dios! ¡Señor apresúrate, acude a mi auxilio! Que sean humillados y confundidos los que
procuran hacerme daño. Que retrocedan
avergonzados los que desean mi mal. Que
se horroricen de vergüenza por haberse burlado de mí. Señor te amo lléname de gozo en medio de
todas las dificultades, admirable Dios
te necesito. Apresúrate a
ayudarme, y sálvame. Señor, no tardes
ven y responde a mí clamor. Amén
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